Amanecer

Esto los escribí para un trabajo de la universidad. Espero que lo disfruten.

Es madrugada. La brisa entra por la ventana de la habitación fresca y suave como queriendo disimular su llegada. Las cortinas bailan con danza apacible mientras la pareja se acurruca cada vez más con sus sábanas sedosas. Un leve movimiento a la izquierda, otro a la derecha, un suspiro suave y vuelven a acomodarse para seguir disfrutando del sueño placentero. A lo lejos quiebra el silencio el cantar del gallo. Gallardo vigilante que anuncia con su canción la llegada de un nuevo día.

Aún no sale el Sol cuando la voz susurrante de la joven dama se acerca al oído de su pareja y con emoción que no puede resistir dice: -Ya es hora. En el rostro se le dibujaba una sonrisa que claramente expresaba la alegría de lo porvenir. El marido, la mira con ojos a medio abrir, soñoliento y cansado sin asimilar inmediatamente la nueva. Hace como que escucha y se vuelve a acomodar para seguir su sueño bien ganado. Hasta que al comprender lo sucedido, como si fuera lanzado por un resorte cae sentado al borde de la cama alerta, nervioso, despejado.

Sentada al borde de su lecho las sábanas de seda blanca se confundían con su ropa de dormir haciéndola parecer un ángel bajado del cielo. Sus cabellos largos rizados caen por sus hombros hasta la cintura y danzan al ritmo suave de la brisa que acaricia su perfecta belleza. Su rostro de porcelana iluminado con la luz de la luna que se cuela entre las ventanas expresa con elocuencia lo que jamás se podrá articular con mil palabras: -Ya está en camino. El esposo la mira con ojos llenos de ternura. La toma suavemente de las manos inquiriendo por el estado físico y emocional de su amada.

Con mucho cuidado, pero aligerando el paso se preparan para su salida inminente. Ella está lista. Él la sigue, pero se detiene por un momento en la habitación del lado. Mirando alrededor observa con entusiasmo el dormitorio que ha de ser ocupado dentro de pocos días. Observa cuidadosamente las paredes de color rosa pálido. En ellas se ven los pequeños cuadros de ositos de peluche que hacen juego con el diseño de las sabanitas. Las cortinas coordinadas con el juego de cuarto y las alfombras se mecen suavemente como protectores del lugar que será el refugio del pequeño ser que está por venir. Ella se le acerca cariñosamente acariciando su espalda y suavemente pasa sus delicadas manos hasta abrazarlo con ternura. El se voltea lentamente. Con ojos a punto de desbordase de lágrimas de alegría observa el esplendor de su belleza. Responde con un beso su gesto de cariño y suspira: -Llegó la hora.

Ya en el hospital luego de finalizar la faena del alumbramiento se acerca el padre para tomar en sus brazos por vez primera a aquella criatura con la cual soñaba. Envuelta en sábanas tiene el cabello negro como el azabache. Su piel suave es rosada como acariciada con los pétalos de la flor más delicada. Sus manitas son pequeñas y frágiles. Sus ojitos se abren y miran alrededor como sabiendo a quien buscar. Una mueca se le dibuja en el rostro con hoyitos en las mejillas como sonriendo tras por fin conocer a su progenitor.

El esposo mira a su amada. Con ojos iluminados de alegría le sonríe, se le acerca y lentamente posa un beso en la frente recordándole cuánto la ama. Ella a todas luces fatigada, pero rebosante de alegría, extiende los brazos para conocer a la criatura que será recipiente de todo su amor y ternura. La coloca suavemente entre sus pechos para calentar su tierno cuerpecito. La observa contando uno por uno los deditos de las manos y los pies para asegurarse que no le falte ninguno. Se la acerca al rosto y le besa en la frente. Vuelve a observarla para grabar en su mente la imagen de tan tierna criatura formada en su vientre. El tiempo se detiene mientras joven la pareja se abraza observando el amanecer de una nueva vida.

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